Se sabe que el árbol Garoé era de impresionante tamaño y que su tronco tenía un metro y medio de diámetro. Su importancia fue tal por aquellos días que aún hoy en día su recuerdo pervive en el escudo oficial de la isla y, por supuesto, en la Historia de las Islas Canarias.
Hay que tener en cuenta que, gracias a su grandiosa presencia, captaba el agua condensada en el mar de nubes y la caída con las lluvias, consiguiendo así mantener a su alrededor la suficiente humedad como para que la tierra fuera fértil. Además de sus ramas caían también gotas de agua que eran aprovechadas por los antiguos herreños. Hoy en día se piensa que podría haber pertenecido a una especie que tiene por nombre Ocotea Foetens, en la imagen.
Pero he aquí que, en 1610, fortísimos vientos arrasaron toda esa zona y el árbol Garoé fue arrancado de la tierra que tan orgullosamente lo alimentaba. Tras él, la población aborigen de El Hierro, los bimbaches, también desapareció por falta de agua, entre otras cosas. Los españoles por su parte, ya instalados en la isla, pidieron ayuda a su rey ante la sequía, pero no recibieron respuesta y se cuenta que muchos de ellos terminaron muriendo de sed.
Pero vayamos al momento en que los navíos españoles aparecieron en el horizonte…
La leyenda cuenta que, ante la llegada de los españoles, los bimbaches se reunieron y decidieron ocultar su existencia a los extranjeros. Así, si no descubrían esta prodigiosa fuente de agua dulce, la sed acabaría por hacerlos desistir de su idea de asentarse en aquellas tierras. Para ello guardaron reservas suficientes y se abstuvieron de acercarse al árbol que les daba vida.
Y a punto estuvieron de conseguir su propósito. Pero Agarfa, una joven bimbache, enamorada de un soldado andaluz que formaba parte de la expedición, lo condujo directamente hasta el árbol que el necesario elemento les proporcionaba, traicionando así a los suyos. Poco después Armiche, el Mencey, fue capturado y con él todos aquellos que lo seguían y defendían.
El escudo de El Hierro presenta un árbol con la copa rodeada de nubes y del que caen gotas
Y esta es la famosa leyenda del árbol Garoé, una de las más conocidas de las leyendas que existen sobre las Islas Canarias.
Tomado de SOBRE CANARIAS habiendo sido redactado por Carmen Márquez.
15 comentarios:
Muy buena historia. La desconocía totalmente. ;)
Es curiosa ¿verdad?. Si te digo la verdad, hasta ayer no supe de ella.
Hola:
Creo que también deberías agregar dónde la encontraste, quién la redactó en esta ocasión.
Es cierto, Carmen. Ya está agregado. Saludos!
¡Muchísimas gracias!
¡Saludos!
Lo que hay que ver, al Aguador se le olvidó "la fuente". jejeje ;)
Muy bueno Carlos jiú, jiú... Ahora que lo pienso bien, no sé exactamente si esta historia la tomé del blog de Carmen porque la encontré en bastantes sitios. Pero bueno, como ha sido ella la que ha protestado... adjudicado!
Buenas:
(Repito comentario)
La historia en sí no es mía, claro está, pero está redactado a mi manera y, de momento y que yo sepa, eres el único que ha incorporado mis palabras tal cual a su blog.
Y si, Juan Carlos, muy bueno el golpe jajajajaja
¿¿Juan Carlos?? yo soy sólamente Carlos, o en todo caso BioGeoCarlos. ;)
(Juan) Carlos: agradable ha sido el comentario de su majestad... Y Sofía, lo estará pasando mal ¿verdad? Jiú, jiú...
Carmen, no te enfades. Vi la leyenda en muchos sitios y en todos me pareció verla descrita de la misma forma. Puede que al elegir "a dedo" una para copiar y pegar diera con la tuya... que es diferente. Simplemente la Ley de Murphy. Pero ya está arreglado y la lección aprendida. Espero que sigas comentando en el blog sin que tenga que plagiarte nada (es broma). Yo también visitaré el tuyo. Saludos!
No, si no me enfado, sólo que te aseguro que, precisamente porque la historia es como es y está en varias páginas, requiere cierto esfuerzo contarla eligiendo otras palabras... Eso si, por fa, quita lo de "redactado por...", que eso ya es pasarse jejejeje
Carmen: si lo has redactado tú, se queda como está ;)
¡Ays, ays!, ¡vaya relación más tormentosa que tenemos! jajajaja
¡Vaaale!, ¡ Y gracias!
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